La mala gestión del Pacte no justifica que no se convoquen elecciones · Vivir de la corrupción del PP se terminará algún día · UPyD insiste en pedir a Antich un anticipo electoral
Palma, 13 de abril de 2010
A pesar del fenomenal circo mediático que el Pacte ha orquestado en torno a la figura de Jaume Matas, utilizada como una cortina de humo para distraer a la opinión pública de su deficiente gestión (pero vivir de la corrupción del PP se terminará algún día), la crisis institucional no lleva camino de solucionarse. Una crisis institucional que, lejos de desvanecerse, persiste como se viene demostrando en cada sesión plenaria que se celebra. El Govern se niega a cumplir las proposiciones no de ley aprobadas en la cámara balear asegurando que en ellas “sólo se insta” al ejecutivo a hacerlo. El equipo de gobierno de Calvo se niega a cumplir los acuerdos aprobados en los plenarios del ayuntamiento de Palma, judicializando innecesariamente la toma de decisiones políticas. El equipo de Armengol se niega a su vez a hacer una modificación presupuestaria de cerca de 5 millones de euros aprobada por el pleno del Consell de Mallorca. Esta parálisis institucional, que sólo redunda en el desprestigio de las instituciones al hacerlas irrelevantes sus plenarios, es responsabilidad del PSOE y del Bloc, empeñados en agarrarse al sillón a toda costa. Ni Antich, ni Armengol, ni Calvo tienen legitimidad para seguir gobernando al no contar con los votos de UM que les permitieron auparse al poder. Su cabezonería en no someterse a cuestiones de confianza o, como en el caso de Antich, a adelantar elecciones, está poniendo de manifiesto que los mecanismos institucionales que funcionan en condiciones normales no lo hacen cuando se trata de dilatar una situación excepcional como la presente, con los tres gobiernos en inferioridad numérica, un peligroso precedente que pone en jaque la soberanía de los ciudadanos a elegir a sus representantes.
UPyD pidió desde el mismo día en que los socialistas expulsaron a UM de sus áreas de gobierno que Antich avanzara las elecciones. El tiempo nos está dando la razón. Nada ha mejorado desde entonces, más bien todo lo contrario: ha empeorado. La política de fomentar la obra pública para relanzar la economía, con miles de millones de euros en juego, que fue una de las coartadas a las que se agarraron los socialistas para justificar su opción de seguir gobernando, no se está materializando a la hora de la verdad. Los constructores están desesperados porque una cosa es lo que se anuncia y otra muy distinta lo que se hace. Tampoco los resultados turísticos son para lanzar cohetes. Al Pacte se le están agotando las excusas para perpetuarse en inferioridad numérica en las principales instituciones.
Palma, 13 de abril de 2010
A pesar del fenomenal circo mediático que el Pacte ha orquestado en torno a la figura de Jaume Matas, utilizada como una cortina de humo para distraer a la opinión pública de su deficiente gestión (pero vivir de la corrupción del PP se terminará algún día), la crisis institucional no lleva camino de solucionarse. Una crisis institucional que, lejos de desvanecerse, persiste como se viene demostrando en cada sesión plenaria que se celebra. El Govern se niega a cumplir las proposiciones no de ley aprobadas en la cámara balear asegurando que en ellas “sólo se insta” al ejecutivo a hacerlo. El equipo de gobierno de Calvo se niega a cumplir los acuerdos aprobados en los plenarios del ayuntamiento de Palma, judicializando innecesariamente la toma de decisiones políticas. El equipo de Armengol se niega a su vez a hacer una modificación presupuestaria de cerca de 5 millones de euros aprobada por el pleno del Consell de Mallorca. Esta parálisis institucional, que sólo redunda en el desprestigio de las instituciones al hacerlas irrelevantes sus plenarios, es responsabilidad del PSOE y del Bloc, empeñados en agarrarse al sillón a toda costa. Ni Antich, ni Armengol, ni Calvo tienen legitimidad para seguir gobernando al no contar con los votos de UM que les permitieron auparse al poder. Su cabezonería en no someterse a cuestiones de confianza o, como en el caso de Antich, a adelantar elecciones, está poniendo de manifiesto que los mecanismos institucionales que funcionan en condiciones normales no lo hacen cuando se trata de dilatar una situación excepcional como la presente, con los tres gobiernos en inferioridad numérica, un peligroso precedente que pone en jaque la soberanía de los ciudadanos a elegir a sus representantes.
UPyD pidió desde el mismo día en que los socialistas expulsaron a UM de sus áreas de gobierno que Antich avanzara las elecciones. El tiempo nos está dando la razón. Nada ha mejorado desde entonces, más bien todo lo contrario: ha empeorado. La política de fomentar la obra pública para relanzar la economía, con miles de millones de euros en juego, que fue una de las coartadas a las que se agarraron los socialistas para justificar su opción de seguir gobernando, no se está materializando a la hora de la verdad. Los constructores están desesperados porque una cosa es lo que se anuncia y otra muy distinta lo que se hace. Tampoco los resultados turísticos son para lanzar cohetes. Al Pacte se le están agotando las excusas para perpetuarse en inferioridad numérica en las principales instituciones.