Ruiz-Bravo: "Las administraciones deben exigir a los gestores teatrales eficiencia económica y equilibrio presupuestario"
Palma, 24 de abril de 2010
Sin contar los recursos que los otros ayuntamientos destinan a las artes escénicas, la CAIB, el Consell y Cort presupuestan para 2010 más de 7 millones de euros, de los que sólo recuperarán una mínima parte. "El mundo del teatro público en Baleares está montado de tal manera que se ha convertido en un pozo sin fondo, receptor de ingentes cantidades de dinero público y generador de escasísimos ingresos por venta de entradas o por patrocinio privado", declara Julián Ruiz-Bravo, miembro del Grupo de Educación y Coordinador del Programa Electoral de Unión Progreso y Democracia en Baleares. "No puede aceptarse, por ejemplo, que Manacor, que cuenta con un costosísimo teatro, quiera gastar 800.000 euros en la construcción de un anfiteatro en Porto Cristo; ni que el principal teatro público de Baleares, el Teatro Principal, haya recibido durante el año 2009 casi 6 millones de euros, que haya cerrado el ejercicio con más de un millón de deuda y que, a pesar de tan desastrosa gestión económica, haya vuelto a recibir para el año 2010 casi 5.300.000 euros".
A UPyD no se le escapa que la reciente dimisión del gerente del Teatre Principal, el señor Arrom, "responde al disgusto del típico hombre de teatro de Baleares que, partiendo de la base de que la administración tiene que perder dinero siempre en el teatro, no acepta que se le limite el presupuesto". En palabras de Julián Ruiz-Bravo, "aún resuena la antológica frase de Arrom el 2 septiembre de 2009, digna de figurar en el Guinness de los disparates, cuando, desde Cultura, le exigieron mayor austeridad. Literalmente dijo: 'Al contratar una de estas producciones, tienes dos opciones: haces una función y pierdes 10.000 euros, o haces dos y pierdes 20.000'. Pero si disparatada fue la frase de Arrom, no menos fue la de la Joana Llüisa Mascaró, a la sazón consejera insular de Cultura, que contestó: 'No se trata de perder más dinero, sino de invertir menos'. Es decir, hasta la consellera insular de Cultura acepta que el teatro público, aun invirtiendo poco, tiene que perder dinero”.
Para UPyD, "es necesario que las administraciones exijan a los gestores teatrales eficiencia económica y que ésta se traduzca en un equilibrio presupuestario, de tal forma que los ingresos obtenidos por venta de entradas, alquiler de locales, patrocinios privados y otras fuentes al menos igualen el presupuesto inicial o se sitúen en un déficit mínimo".
"Ignorar esta elemental regla de gestión", concluye Ruiz-Bravo, "ha llevado a una elevada inflación en los costes del teatro público. Los directores, actores, técnicos, etc. cobran más de la cuenta si trabajan para la administración; las compañías teatrales, cuando son contratadas por un teatro público, cobran más de la cuenta; los espectadores pagan menos de la cuenta; los beneficios bajan más de la cuenta. En definitiva, los contribuyentes, que casi nunca van al teatro, pagan más de la cuenta".
Palma, 24 de abril de 2010
Sin contar los recursos que los otros ayuntamientos destinan a las artes escénicas, la CAIB, el Consell y Cort presupuestan para 2010 más de 7 millones de euros, de los que sólo recuperarán una mínima parte. "El mundo del teatro público en Baleares está montado de tal manera que se ha convertido en un pozo sin fondo, receptor de ingentes cantidades de dinero público y generador de escasísimos ingresos por venta de entradas o por patrocinio privado", declara Julián Ruiz-Bravo, miembro del Grupo de Educación y Coordinador del Programa Electoral de Unión Progreso y Democracia en Baleares. "No puede aceptarse, por ejemplo, que Manacor, que cuenta con un costosísimo teatro, quiera gastar 800.000 euros en la construcción de un anfiteatro en Porto Cristo; ni que el principal teatro público de Baleares, el Teatro Principal, haya recibido durante el año 2009 casi 6 millones de euros, que haya cerrado el ejercicio con más de un millón de deuda y que, a pesar de tan desastrosa gestión económica, haya vuelto a recibir para el año 2010 casi 5.300.000 euros".
A UPyD no se le escapa que la reciente dimisión del gerente del Teatre Principal, el señor Arrom, "responde al disgusto del típico hombre de teatro de Baleares que, partiendo de la base de que la administración tiene que perder dinero siempre en el teatro, no acepta que se le limite el presupuesto". En palabras de Julián Ruiz-Bravo, "aún resuena la antológica frase de Arrom el 2 septiembre de 2009, digna de figurar en el Guinness de los disparates, cuando, desde Cultura, le exigieron mayor austeridad. Literalmente dijo: 'Al contratar una de estas producciones, tienes dos opciones: haces una función y pierdes 10.000 euros, o haces dos y pierdes 20.000'. Pero si disparatada fue la frase de Arrom, no menos fue la de la Joana Llüisa Mascaró, a la sazón consejera insular de Cultura, que contestó: 'No se trata de perder más dinero, sino de invertir menos'. Es decir, hasta la consellera insular de Cultura acepta que el teatro público, aun invirtiendo poco, tiene que perder dinero”.
Para UPyD, "es necesario que las administraciones exijan a los gestores teatrales eficiencia económica y que ésta se traduzca en un equilibrio presupuestario, de tal forma que los ingresos obtenidos por venta de entradas, alquiler de locales, patrocinios privados y otras fuentes al menos igualen el presupuesto inicial o se sitúen en un déficit mínimo".
"Ignorar esta elemental regla de gestión", concluye Ruiz-Bravo, "ha llevado a una elevada inflación en los costes del teatro público. Los directores, actores, técnicos, etc. cobran más de la cuenta si trabajan para la administración; las compañías teatrales, cuando son contratadas por un teatro público, cobran más de la cuenta; los espectadores pagan menos de la cuenta; los beneficios bajan más de la cuenta. En definitiva, los contribuyentes, que casi nunca van al teatro, pagan más de la cuenta".