UPyD lleva denunciando el modelo RO-PAX adoptado por Balearia y Acciona, un modelo que encarece las importaciones y exportaciones · Estas paralizaciones provocan demoras que repercuten en un encarecimiento adicional del precio final de la mercancía · El comerciante de las islas sale con desventaja por el mayor coste en el envío y recepción de sus mercancías · UPyD lamenta que la Autoridad Portuaria deje en un segundo plano el transporte de mercancías
Palma, 7 de mayo de 2010
Como viene ocurriendo en los últimos años cuando se acerca Navidad, Semana Santa o la temporada alta, las retenciones de contenedores en el puerto de Barcelona siguen siendo noticia debido a que Balearia y Acciona (o sus empresas comercializadoras) no tienen plataformas rodadas (o equipos) suficientes para embarcarlos hacia Mallorca. Algunos retrasos son incluso superiores a los diez días. Estas retenciones son inherentes al modelo RO-PAX (carga rodada + pasajeros) adoptado por las dos navieras que realizan el servicio, puesto que, tras haber eliminado los costes de estiba en el puerto de Palma y haberlos trasladado al cliente final, cada contenedor transportado precisa de un remolque, un camión y un chófer, de los cuales ambas navieras no están suficientemente dotadas por mucho que los buques "sean más grandes", como esgrimen desde Balearia y Acciona. Además, por muy grandes que sean las bodegas de los ferries el hecho de no poder apilar los contenedores en vertical (como en los buques portacontenedores) hace que se pueda transportar mucha menos carga.
Estas paralizaciones en Barcelona suponen un retraso en la recepción de los productos para todos aquellos distribuidores con pedidos en las distintas zonas turísticas en las Islas. Asimismo, estas retenciones repercuten en el encarecimiento del producto final por dos motivos más: la ocupación de los contenedores en el muelle de Barcelona y la penalización de las demoras en la devolución del contenedor vacío. Un sobrecoste que se suma a los ya altos costes del transporte marítimo (se han duplicado en los últimos cinco años) que restan competividad a nuestros empresarios exportadores y encarecen el precio final para los consumidores. Si a todos los problemas anteriores que podemos llamar "estructurales" sumamos la huelga convocada por los estibadores portuarios que reclaman la defensa de sus puestos de trabajo, no es exagerado afirmar que la situación es altamente preocupante.
La entrevista concedida el domingo pasado a Diario de Mallorca por parte del presidente de la Autoridad Portuaria, Francesc Triay, pone de relieve que nuestras autoridades han apostado claramente por transformar el muelle palmesano en un escaparate para cruceros y yates olvidándose del transporte de mercancías, cuando el 90% de los productos que se consumen en la isla vienen de fuera. UPyD está a favor de la apuesta por el turismo naútico y de cruceros, pero no a costa de olvidarse por completo del tráfico de mercancías. Nuestras autoridades parecen haber olvidado que unas islas son en efecto islas, de ahí que sea un sinsentido para UPyD que, mientras anuncian hasta mil de millones para ampliar el puerto de Palma, sean incapaces de dotar al puerto de infraestructuras básicas como grúas, una zona de vigilancia aduanera, un punto de inspección fronteriza, zonas frigoríficas, zona de mercancías peligrosas que, de existir, a buen seguro atraerían a las navieras que operan con buques portacontenedores, redundando en una mayor competividad y el consiguiente abaratamiento de precios. Resulta sospechoso que las ya escasas y en muchos casos obsoletas infraestructuras portuarias para la manipulación de contenedores que en su día existieron en el puerto de Palma hayan sido desmanteladas por la Autoridad Portuaria al mismo tiempo que Acciona y Balearia adoptaban el modelo RO-PAX que las hace superfluas para ellos pero no para otras navieras que podrían entrar en el mercado de transporte.
Palma, 7 de mayo de 2010
Como viene ocurriendo en los últimos años cuando se acerca Navidad, Semana Santa o la temporada alta, las retenciones de contenedores en el puerto de Barcelona siguen siendo noticia debido a que Balearia y Acciona (o sus empresas comercializadoras) no tienen plataformas rodadas (o equipos) suficientes para embarcarlos hacia Mallorca. Algunos retrasos son incluso superiores a los diez días. Estas retenciones son inherentes al modelo RO-PAX (carga rodada + pasajeros) adoptado por las dos navieras que realizan el servicio, puesto que, tras haber eliminado los costes de estiba en el puerto de Palma y haberlos trasladado al cliente final, cada contenedor transportado precisa de un remolque, un camión y un chófer, de los cuales ambas navieras no están suficientemente dotadas por mucho que los buques "sean más grandes", como esgrimen desde Balearia y Acciona. Además, por muy grandes que sean las bodegas de los ferries el hecho de no poder apilar los contenedores en vertical (como en los buques portacontenedores) hace que se pueda transportar mucha menos carga.
Estas paralizaciones en Barcelona suponen un retraso en la recepción de los productos para todos aquellos distribuidores con pedidos en las distintas zonas turísticas en las Islas. Asimismo, estas retenciones repercuten en el encarecimiento del producto final por dos motivos más: la ocupación de los contenedores en el muelle de Barcelona y la penalización de las demoras en la devolución del contenedor vacío. Un sobrecoste que se suma a los ya altos costes del transporte marítimo (se han duplicado en los últimos cinco años) que restan competividad a nuestros empresarios exportadores y encarecen el precio final para los consumidores. Si a todos los problemas anteriores que podemos llamar "estructurales" sumamos la huelga convocada por los estibadores portuarios que reclaman la defensa de sus puestos de trabajo, no es exagerado afirmar que la situación es altamente preocupante.
La entrevista concedida el domingo pasado a Diario de Mallorca por parte del presidente de la Autoridad Portuaria, Francesc Triay, pone de relieve que nuestras autoridades han apostado claramente por transformar el muelle palmesano en un escaparate para cruceros y yates olvidándose del transporte de mercancías, cuando el 90% de los productos que se consumen en la isla vienen de fuera. UPyD está a favor de la apuesta por el turismo naútico y de cruceros, pero no a costa de olvidarse por completo del tráfico de mercancías. Nuestras autoridades parecen haber olvidado que unas islas son en efecto islas, de ahí que sea un sinsentido para UPyD que, mientras anuncian hasta mil de millones para ampliar el puerto de Palma, sean incapaces de dotar al puerto de infraestructuras básicas como grúas, una zona de vigilancia aduanera, un punto de inspección fronteriza, zonas frigoríficas, zona de mercancías peligrosas que, de existir, a buen seguro atraerían a las navieras que operan con buques portacontenedores, redundando en una mayor competividad y el consiguiente abaratamiento de precios. Resulta sospechoso que las ya escasas y en muchos casos obsoletas infraestructuras portuarias para la manipulación de contenedores que en su día existieron en el puerto de Palma hayan sido desmanteladas por la Autoridad Portuaria al mismo tiempo que Acciona y Balearia adoptaban el modelo RO-PAX que las hace superfluas para ellos pero no para otras navieras que podrían entrar en el mercado de transporte.