Desde Plataforma-PRO hasta su constitución como partido, UPyD ha basado sus señas de identidad en la defensa de claros principios de regeneración democrática y en la consecuente denuncia de la “degeneración” democrática de los partidos políticos españoles dominantes, PP y PSOE, y de los partidos nacionalistas. El Manifiesto por la Regeneración Democrática publicado por El Mundo/El Día de Baleares, el 23 de diciembre de 2009, coincide básicamente con los objetivos políticos de UPyD.
Palma, 26 de diciembre de 2009.
Tras la publicación en el editorial del diario El Mundo del Manifiesto por la Regeneración Democrática, UPyD suscribe dicho manifiesto y recuerda que esta formación apuesta desde su nacimiento por una forma diferente de hacer política. Precisamente nació con la intención de dar un paso adelante para dignificar la política. UPyD basa el funcionamiento del país en los grandes pactos de estado para las grandes cuestiones, algo que es completamente extrapolable a las cuestiones autonómicas, junto con la recuperación de competencias a nivel nacional para conseguir una igualdad real entre los españoles y regenerar el sistema democrático de nuestro país.
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Suscribe también la necesidad de luchar firmemente contra la corrupción que azota las Islas y desgobierna a sus ciudadanos y añade que no es necesario ningún “código ético” que, como indica el editorial, pueda convertirse en papel mojado para separar a los corruptos del poder. El código penal y la fiscalía anticorrupción son sin duda el mejor código, junto con las elecciones, donde se manifiesta la elección ciudadana, que deben ser sin duda el mejor medio de control.
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Por todo ello UPyD ha defendido en su programa y seguirá defendiendo, entre tantas otras cosas, la transparencia en las cuentas públicas para evitar despilfarros, la reducción de la Administración en todos aquellos ámbitos donde se dupliquen las funciones, el pacto entre todos los partidos políticos representados en las instituciones para dejar en evidencia a los corruptos y sobre todo, como clave del sistema, garantizar un poder judicial independiente, sin dependencia de los partidos políticos ni del poder legislativo.
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Es necesario dar la máxima repercusión a iniciativas como el Manifiesto por la Regeneración Democrática y colocar definitivamente al ciudadano, y no a los partidos, como centro del sistema democrático.