Planificar los ingresos y gastos en una familia es algo que hacemos todos. Tenemos nuestras expectativas de ingresos, el salario, tal vez alguna renta, y prevemos cuánto va para la hipoteca, cuánto para la cesta, para cambiar el coche, para comprar algún cachivache, pagar los recibos, quizás para algún viaje o ahorro. El motivo de que nos sintamos tranquilos con un buen presupuesto es que nos lo creamos, pues es un medio para un fin. Si erramos por exceso debemos tener capacidad de aval para que nos presten, y capacidad de devolver ese mismo dinero en el futuro. ¿Nos engañan por nuestro bien, o se engañan por el suyo?
En el mundo de los Sims, en el que se ha instalado el talante cumbayá generalizado en nuestros gobernantes, el medio se ha convertido en fin, y se negocia con unos y con otros, repartiendo lo que era para compartir, para que cuadre su contabilidad creativa, como si por el mero hecho de que le salgan las cuentas, las cuentas saldrán. Con el apoyo de presuntos corruptos, los partidos del Pacte en Baleares cerraron los presupuestos en 2008, que sobre el papel cuadraban, pero nadie se creía. No importó, y hoy, como en una familia irresponsable que desea vivir en un mundo de deseos, los problemas de caja convierten las administraciones en más deficitarias de lo presupuestado, incumpliendo sus propias normativas y financiándose de los proveedores; impidiéndoles la creación de empleo al estrangular su crédito más aún de lo que ya lo hacían sus bancos.
Aprobar un presupuesto, requiere que sea realista, no es un juego de rol cuya partida haya que ganar. En 2009, con la misma arrogancia, se están repitiendo los procederes, confundiendo deseos y positividad con temeridad, y en su consola de realidad virtual, negociando hojas de cálculo, que no son factibles por el exceso de gasto y la escasez de ingreso. Se supone un nivel de consumo irreal, se supone un crecimiento sin más soporte que el voluntarismo (en 2008 se supuso un crecimiento para 2009 en torno del 1%, y demos gracias si acabamos con un -3%), se supone lo que haga falta para que el resultado sea el esperado. Crípticas fórmulas de financiación autonómica, subvenciones a diestro y siniestro, cuya máxima es que cuadre en la herramienta para gestionar la realidad, despreciando la realidad misma. Derechas e izquierdas (¿qué son? ¿en qué han quedado?), coinciden en su post-estructuralismo, construyendo con lenguaje, contabilidad, y significante, su verdad interesada, que no es la de los ingresos y gastos, pero que creen que creemos que nos conviene.
Su condescendencia no es autoridad, sino desprecio a los gobernados. Los ciudadanos somos responsables de nuestras decisiones, y eso nos diferencia del trato por quienes hemos delegado como súbditos a los que cuidar, proteger y ocultar la realidad, empachándonos de información no relevante, por nuestro propio bien.
Les queremos recordar a nuestros gobernantes que somos adultos, que no votamos a los que más cheques nos dan, a los que más subvenciones prometen, a los que más se identifican como de los nuestros, a los que más fantasmas y amenazas achuchan, a los que tienen mejores intenciones, a los que nos dicen lo que queremos oír, sino a los que ofrecen confianza para delegar en ellos la gestión de nuestro dinero. No tenemos presupuestos serios pues sus autores no lo son, o si lo fueren, no creen que nosotros seamos dignos de ellos, que es peor.
En el mundo de los Sims, en el que se ha instalado el talante cumbayá generalizado en nuestros gobernantes, el medio se ha convertido en fin, y se negocia con unos y con otros, repartiendo lo que era para compartir, para que cuadre su contabilidad creativa, como si por el mero hecho de que le salgan las cuentas, las cuentas saldrán. Con el apoyo de presuntos corruptos, los partidos del Pacte en Baleares cerraron los presupuestos en 2008, que sobre el papel cuadraban, pero nadie se creía. No importó, y hoy, como en una familia irresponsable que desea vivir en un mundo de deseos, los problemas de caja convierten las administraciones en más deficitarias de lo presupuestado, incumpliendo sus propias normativas y financiándose de los proveedores; impidiéndoles la creación de empleo al estrangular su crédito más aún de lo que ya lo hacían sus bancos.
Aprobar un presupuesto, requiere que sea realista, no es un juego de rol cuya partida haya que ganar. En 2009, con la misma arrogancia, se están repitiendo los procederes, confundiendo deseos y positividad con temeridad, y en su consola de realidad virtual, negociando hojas de cálculo, que no son factibles por el exceso de gasto y la escasez de ingreso. Se supone un nivel de consumo irreal, se supone un crecimiento sin más soporte que el voluntarismo (en 2008 se supuso un crecimiento para 2009 en torno del 1%, y demos gracias si acabamos con un -3%), se supone lo que haga falta para que el resultado sea el esperado. Crípticas fórmulas de financiación autonómica, subvenciones a diestro y siniestro, cuya máxima es que cuadre en la herramienta para gestionar la realidad, despreciando la realidad misma. Derechas e izquierdas (¿qué son? ¿en qué han quedado?), coinciden en su post-estructuralismo, construyendo con lenguaje, contabilidad, y significante, su verdad interesada, que no es la de los ingresos y gastos, pero que creen que creemos que nos conviene.
Su condescendencia no es autoridad, sino desprecio a los gobernados. Los ciudadanos somos responsables de nuestras decisiones, y eso nos diferencia del trato por quienes hemos delegado como súbditos a los que cuidar, proteger y ocultar la realidad, empachándonos de información no relevante, por nuestro propio bien.
Les queremos recordar a nuestros gobernantes que somos adultos, que no votamos a los que más cheques nos dan, a los que más subvenciones prometen, a los que más se identifican como de los nuestros, a los que más fantasmas y amenazas achuchan, a los que tienen mejores intenciones, a los que nos dicen lo que queremos oír, sino a los que ofrecen confianza para delegar en ellos la gestión de nuestro dinero. No tenemos presupuestos serios pues sus autores no lo son, o si lo fueren, no creen que nosotros seamos dignos de ellos, que es peor.
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Algunos simplemente roban, otros malgastan, otros compran repartiendo, pero también están los que para mantenerse en su trona, son capaces de tratarnos como niños contándonos cuentos. ¿No queda nadie sensato? Señores: dejen de jugar, los presupuestos son un medio para un fin real, la realidad es la que vivimos cada día, no la que nos cuentan para permanecer en el poder a costa de lo que sea, y sus juegos nos salen caros, ya que todos los descuadres presupuestarios hay que financiarlos con deuda, y esa deuda hay que devolverla tarde o temprano, y con intereses. El semblante serio del conseller de economía, esconde lo mucho que hoy se ríe… de nosotros.
Algunos simplemente roban, otros malgastan, otros compran repartiendo, pero también están los que para mantenerse en su trona, son capaces de tratarnos como niños contándonos cuentos. ¿No queda nadie sensato? Señores: dejen de jugar, los presupuestos son un medio para un fin real, la realidad es la que vivimos cada día, no la que nos cuentan para permanecer en el poder a costa de lo que sea, y sus juegos nos salen caros, ya que todos los descuadres presupuestarios hay que financiarlos con deuda, y esa deuda hay que devolverla tarde o temprano, y con intereses. El semblante serio del conseller de economía, esconde lo mucho que hoy se ríe… de nosotros.
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Grupo de Economía UPyD.
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