sábado, 19 de diciembre de 2009

La extensión de la enseñanza obligatoria hasta los 18 años es una medida contraproducente


UPyD considera que, más allá de los 16 años, la obligación de permanecer estudiando no sólo no beneficia a los alumnos sino que perjudica seriamente la formación de muchos de ellos y la convivencia en el centro.

Palma, 17 de diciembre de 2009.
UPyD no comparte el pretendido axioma de que aumentar la edad de escolarización obligatoria conlleva necesariamente efectos positivos en los alumnos. Al contrario, como dice Arturo Muñoz, portavoz de UPyD en Baleares y coordinador del Grupo de Educación, “prolongar obligatoriamente la educación en el ámbito educativo formal de las aulas, resulta perjudicial para aquellos que maduran y aprenden más y mejor en el contexto del mundo laboral”.
Las afirmaciones del STEI y de alguna federación de padres y de alumnos de Baleares que la medida es loable, aunque reconocen que inviable a corto plazo, ignoran la realidad y la opinión de la mayor parte de los profesores y alumnos: ciertos alumnos empeoran su conducta y se convierten en gravemente perturbadores cuando se sienten obligados a permanecer en un centro educativo y mejoran su conducta cuando reciben una formación profesional temprana y se incorporan al mundo laboral.
UPyD apoya estas opiniones en el estudio de la Comisión Crowther sobre la relación entre educación y delincuencia en el Reino Unido, en 1959, que concluyó que no podía demostrarse que el aumento de la edad escolar llevara consigo automáticos beneficios y disminución de los comportamientos conflictivos. Muy al contrario, comprobó que los comportamientos conflictivos disminuían notablemente cuando los alumnos se insertaban en el mundo laboral, donde adquirían la disciplina y el control que soportaban en la escuela.
No se trata de obligar a los alumnos a abandonar o permanecer en la escuela, basta con garantizar que hasta los 18, o más, la enseñanza sea gratuita y voluntaria y con aumentar la oferta educativa y hacerla más flexible para adaptarla a las necesidades y características de los alumnos. Según Julián Ruiz-Bravo, miembro del Grupo de Educación de UPyD, “lejos del todos juntos y a todas horas en clase, es mucho mejor adelantar la formación profesional a los 14 años y dar la oportunidad de abandonar el entorno escolar a los 16 años; con ello ganan todos, profesores, alumnos que deciden seguir en el centro y alumnos que deciden iniciar una vida fuera del centro escolar”.