Sin embargo, y más allá de declaraciones trilladas, como decíamos en nuestra última nota tras el atentado que costó la vida a dos jóvenes guardias civiles en Palma Nova, insistimos en que las palabras no bastan. Éstas deben ser acompañadas de un definitivo aislamiento de quienes justifican y amparan el terrorismo. La unidad de las fuerzas democráticas al respecto es condición sine que non para no darle oxígeno.
Los ciudadanos españoles deben ser conscientes de que se dan multitud de casos en que responsables políticos de distintas fuerzas, mantienen posturas ambiguas, cuando no condescendientes, con los pseudoargumentos que presentan quienes no son más que una vulgar secta de asesinos. Sólo una respuesta clara y cívica de ciudadanos conscientes de que defender la libertad implica manifestar siempre el rechazo a tales manifestaciones, puede desactivar el peor de los explosivos y la más mortífera de las armas: la ideología que subyace a quien delinque. No tiene sentido condenar los atentados si por otro lado se contemporiza con los argumentos que los amparan.
En el victimismo permanente frente a un hipotético “estado represor”, en la obsesiones identitarias y en la retórica colectivista que no respeta libertades individuales ni el derecho a la vida, se generan actitudes que sirven de coartada para el terror. Por ello, llamamos a la opinión pública a manifestarse siempre y sin fisuras a favor del marco de libertades que la Constitución Española y el Estado de Derecho originan y amparan, y a no dejarse engatusar por artimañas que la cuestionan.
Los ciudadanos españoles en su conjunto, tambien los que residimos en Baleares, somos víctimas potenciales del terrorismo. Por ello, corresponde a todos defender la libertad y el espíritu de la vida en democracia, en el foro en que sea necesario, frente a quien cae en el error de lesionarla, creyendo que la cesión ante la barbarie es una buena forma de reducirla, cuando en realidad la refuerza.